Orientaciones y consejos prácticos y fáciles sobre cómo alimentarse bien y tener calidad de vida
Envejecimiento es una palabra que asusta, atemoriza y genera preocupación en mucha gente. Pero, infelizmente, la mayoría de las veces las preocupaciones son meramente estéticas. Nadie, o tal vez un grupo muy pequeño, está preocupado con el envejecimiento de los órganos internos. De todos, la mayor atención debería darse al maestro de todo el organismo: el cerebro.
Cuando nacemos, el cerebro es como un HD (disco duro o disco rígido): limpito, listo para almacenar nuestras memorias que pueden dividirse en tres tipos diferentes:
Memoria genética: Almacena experiencias e informaciones vividas todavía en el útero materno y en los primeros años de vida, durante lo que llamamos primera infancia. Esa memoria ayuda a explicar mucho de nuestro comportamiento, que a veces tenemos dificultad de descifrar, porque actuamos de determinada manera ante algunas situaciones.
Memoria existencial: Son todas las experiencias que vivimos e informaciones que adquirimos durante nuestra vida, pero que no necesitan utilizarse o recordarse cada día. Está allí, calentita, esperando que sea leída por alguno de los fenómenos de lectura de la memoria. Cuando se contacta nos puede recordar experiencias amargas, traernos un sentimiento de angustia, un vacío existencial o un nudo en la garganta. Hay otras memorias nos traen sensaciones agradables: hacen nuestro día más feliz, productivo y el cielo queda más iluminado.
Memoria de uso continuo: Esta memoria contiene las experiencias recientes y las informaciones que más necesitamos obtener en relación al trabajo, estudio o las relaciones que vivimos. Toda la información contenida en la memoria de uso continuo puede migrar a la memoria existencial si no se la recuerda con cierta frecuencia. Por eso, es importante recordar los buenos momentos de la vida, de las personas queridas y de los lugares que nos marcaron.
Infelizmente, el estilo de vida del mundo actual no contribuye a la longevidad del cerebro. Envejece precozmente y lleva nuestras memorias a algún hueco negro donde no conseguimos recuperarlas. Las enfermedades como el Alzheimer y la demencia, que se manifestaban solo en la tercera edad, están golpeando a la puerta precozmente.
Cuando llegamos a los 40, un proceso de muerte neuronal llamado gliosis (muerte de las células de la glía, un tipo de neurona) se intensifica. Ese fenómeno puede observarse cuando realizamos una tomografía computarizada: se pueden ver espacios en blanco, lo que representa la muerte de neuronas.
Eso sucede cuando no se sustituyen. Pero existe algo que nos alienta: un proceso llamado plasticidad neural, capacidad que la neurona tiene de prolongar sus desechos, cubriendo los espacios vacíos que surgieron como consecuencia de la muerte neuronal. Sin embargo, para que eso suceda, es importante tener un estilo de vida saludable.
Por eso, vea algunas indicaciones importantes que le ayudarán a mantener su cerebro joven, aún en la vejez.
Por: Ricardo Vargas
Fuente: https://noticias.adventistas.org/es